Me enganché de nuevo con el tema...
Es como que la mirada del creador del lenguaje encara esas extrañas confusiones que por ejemplo habilitan al rudo nogal a generar delicadas nueces. En fin.
Se hace difícil explicar estas cosas a gente que maneja idiomas que no diferencian entre nada, como el inglés. Por eso acudo a vuestra sapiencia.
Por aquí sapiencia no queda, ni mucho menos corrección política o de género. Nos supimos pertenecer a aquellos que pretenden hacer y decir lo correcto, y ¡pardiez!, así nos fue.
Con todo, nos permitimos suponer que el género de las cosas y de los seres vivos inanimados es absolutamente convencional y arbitrario. Y, en ocasiones, su origen hunde seguramente las raíces en alguna oscura mitología. A guisa de pobre ejemplo, ningún hispanoparlante osaría decir "la sol" y "el luna"... y sin embargo, así los conocen los alemanes...
Otro tanto sucede con los verbos "ser" y "estar". Interpelado que fuera un súbdito de la corona Argentina por una norteamericana de paso por estas tierras del sur, intentole responder señalando que "ser" denotaba cierta permanencia témporo-espacial, de la que el verbo "estar" carecía. A lo que, sin dudarlo siquiera, la estadounidense replicó: "Mí comprender. Yo ser en NY, pero yo estar en BA"...
Un último comentario, antes de quedarnos sin luz...
Los angloparlantes solían usar "she" como pronombre para nombrar a los barcos (ships) e "it" al referirse a los bebés.
Si Vuestra Merced lo piensa un poco, el mundo está lleno de misterios. El lenguaje también. Espiando los enigmas del lenguaje se pueden, a veces, atisbar los del universo. Pero no todos ellos....
Os saludamos con nuestra mayor deferencia,
I de Liniers, el reino de las Sombras Calientes
(mientras el Creador y Edesur así lo dispongan)